Hola!
te preguntarás por qué quiero escribir esta carta, a una o más personas que no conozco… yo también me lo pregunté. Te cuento: creo que como seres humanos compartimos a lo largo de nuestras vidas estados o sentimientos, que nos dan la posibilidad de comprender, derribar barreras y unirnos a pesar de la distancia y de las posibles diferencias.

Creo que desde donde estoy te puedo mandar la mejor energía, que tú podrás recibir allí donde estés. Esta energía forma parte del proceso de sanación , de tu enfermedad o de tu soledad. Yo también podré recibir la tuya, y vibrar contigo. Yo le llamo oración, a ese intercambio de energía que nos une.

También te quiero contar que he pasado por momentos de soledad radical. Cuando era joven, me fui persiguiendo un proyecto de vida a otro país, donde empecé de cero, sola y sin siquiera conocer el idioma que allí se hablaba. Me sentí profundamente sola, ya que en aquel tiempo no teníamos esta posibilidad que hoy nos puede unir, mandar y recibir cartas o mensajes hasta con fotos y videos, al instante. Te puedo decir que aprendí mucho de esa soledad, sobre todo, de mi misma.

La soledad es un viaje interior que duele pero que sana y hace crecer. Y siempre hay algo, un hilo, aunque sea muy tenue, que te une a los otros, una mirada, una sonrisa, un dedo levantado… Y otras señales, como esta, que mueven al mundo y nos unen y nos permiten darnos un abrazo apretado aunque no nos veamos ni sepamos detalles los unos de los otros.