“¡Hola, querido lector!
Estoy nerviosa por escribir esta carta. Me considero una escritora, pero no habitúo a escribir cosas que vayan a leer otras personas. Así que le pido las disculpas del caso si esta carta le termina dejando gusto a poco.
Escuché la propuesta de esta campaña por la radio y me pareció una buenísima idea. Yo he pasado por momentos de sentirme sola, y quizás me hubiera reconfortado saber que hay alguien pensando en mí.
Recuerdo hace cuatro años, cuando sufrí un período de soledad bastante intenso. Fue tan duro que lloraba de noche, preguntándome por qué no encontraba a nadie en quien poder apoyarme, que me sostuviera y ayudara a cargar los pesos que arrastraba.
Lamentablemente, eso no pasó. Tuve que seguir empujando sola, aunque por suerte la carga se alivianó un poco. Me di cuenta (o me convencí) que yo podía con eso. Soy firme creyente de que los obstáculos en el camino los elegimos nosotros mismos, para ayudarnos a entender las cosas que tenemos que aprender.
Hay una cita de Eckart Tolle que me conmovió: \””sea lo que sea que incluya este momento, acéptalo como si lo hubieras elegido\””. Hay muchas experiencias que no tenemos más opción que vivenciar, por lo que no vale la pena perder el tiempo pensando en lo desgraciados que somos o la mala suerte que tenemos. Hay que aceptar, porque pelear contra eso no podemos: sería gastar valiosa energía que aprovecharíamos mejor en otra cosa.
A veces, podemos estar rodeados de gente pero igual nos sentimos solos. ¿Por qué? ¿Qué estamos buscando que no encontramos? Quizás estamos tan envueltos en nuestros mambos que no somos capaces de ver que la gente está ahí: sólo hace falta un poco de coraje para abrirse a otra persona y compartir nuestras tristezas o problemas. Hay siete billones de personas en el mundo: ¿está seguro, querido lector, que no hay ninguna de ellas que quiera escucharle?
Escribir es algo que a mí personalmente me hizo mucho bien. No tengo la constancia de mantener un diario, pero sí llevo un semanario donde descargo todas mis emociones y voy haciendo una puesta a punto de mí misma. Quizás, lector, pueda probar escribir para ver si lo ayuda a sentirse mejor.
Le tengo fe, querido lector. Tengo fe de que va a poder superar este momento y se va a ver fortalecido. Los cambios no suceden de la noche a la mañana: hace falta todos los días poner un poco de esfuerzo en cambiar los hábitos que nos hacen mal y suplantarlos por nuevos. Pero se logra, eso es lo más importante y a lo que hay que aferrarse cuando las cosas se ven negras.
Le mando todo mi cariño y le repito, ¡usted no está solo!
Un apretado abrazo,
Mariana”
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