El cáncer de mama es una de las principales causas de mortalidad en mujeres a nivel mundial. Sin embargo, cada vez hay más evidencia científica que muestra que adoptar un estilo de vida activo puede ser una herramienta clave en la prevención de esta enfermedad. El ejercicio físico, cuando se practica de manera regular, ofrece numerosos beneficios para la salud en general, y en particular, puede ayudar a reducir significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
¿Cómo ayuda el ejercicio a prevenir el cáncer de mama?
- Regulación de las hormonas
Una de las principales razones por las que el ejercicio reduce el riesgo de cáncer de mama es su capacidad para regular los niveles hormonales. La obesidad y el sedentarismo pueden aumentar los niveles de estrógeno, una hormona asociada con el desarrollo de algunos tipos de cáncer de mama. Al mantener el cuerpo activo, se reduce el exceso de grasa corporal, lo que a su vez ayuda a regular los niveles de estrógeno e insulina. Estos factores hormonales pueden influir directamente en el riesgo de desarrollar cáncer. - Mantenimiento de un peso saludable
La obesidad, especialmente después de la menopausia, es un factor de riesgo importante para el cáncer de mama. El ejercicio físico contribuye a mantener un peso corporal saludable, disminuyendo la cantidad de grasa en el cuerpo, lo que reduce el riesgo de cáncer. Además, al hacer ejercicio, se mejora el metabolismo y se evita el aumento de peso excesivo, lo que puede ser un protector contra el cáncer. - Reducción de la inflamación y el estrés oxidativo
El cuerpo genera inflamación y radicales libres cuando está expuesto a altos niveles de estrés o toxinas. Estas condiciones pueden contribuir al desarrollo de cánceres. Sin embargo, el ejercicio regular ayuda a disminuir la inflamación crónica y mejora la respuesta del cuerpo frente al estrés oxidativo, lo que protege las células sanas de posibles mutaciones que podrían desencadenar la enfermedad. - Fortalecimiento del sistema inmunológico
La actividad física regular contribuye al fortalecimiento del sistema inmunológico, lo que permite al cuerpo detectar y combatir células anormales, como las cancerígenas, antes de que se desarrollen. Un sistema inmune más fuerte está mejor equipado para prevenir el crecimiento y la diseminación de células malignas.
Ejercicio y reducción del riesgo de recurrencia
Para aquellas mujeres que han sido diagnosticadas con cáncer de mama, el ejercicio también juega un papel importante en la prevención de recaídas. Estudios han demostrado que la actividad física puede reducir el riesgo de recurrencia del cáncer de mama, en parte debido a la regulación hormonal, el control del peso y los efectos positivos en el sistema inmunológico. Además, el ejercicio mejora la calidad de vida de las pacientes oncológicas, ayudando a reducir la fatiga, el dolor, la depresión y otros efectos secundarios de los tratamientos, como la quimioterapia y la radioterapia.
¿Cuánto ejercicio es necesario?
Para aprovechar los beneficios del ejercicio en la prevención del cáncer de mama, se recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad vigorosa por semana. Esto incluye actividades como caminar, nadar, correr o andar en bicicleta. Además, incorporar ejercicios de resistencia y estiramientos al menos dos veces por semana es importante para mantener la masa muscular y mejorar la flexibilidad.
Fuente: www.gub.uy/ministerio-salud-publica/comunicacion/noticias/datos-importantes-sobre-cancer-mama