En el verano es muy importante que acompañemos la adaptación del organismo a las altas temperaturas con una alimentación e hidratación correctas. Este proceso no solo implica tomar mucha agua y comer liviano, sino que se debe hacerlo correctamente.
El 75% del cuerpo de los niños es agua y en el caso de los adultos, el 60%. De hecho, es el principal componente de la sangre y los diferentes tejidos y órganos. Pero también hay que tener en cuenta que al cabo del día una persona suele perder en torno a los 2,5-3 litros de agua, ya que esta forma parte de las excreciones normales del organismo, como la orina, las heces, la respiración o el sudor. Cantidad que, por tanto, hay que reponer para que el organismo mantenga su equilibrio.
En los meses de más calor, las altas temperaturas hacen que se incremente la pérdida de agua del organismo y el riesgo de sufrir una deshidratación es mayor, especialmente en las personas mayores y los niños, además de las personas que desarrollan una importante actividad física bajo el sol, sea por hacer ejercicio o porque están trabajando al aire libre.
El agua corporal cumple una función fundamental en la regulación de la temperatura del pro cuerpo, que debe mantenerse entre 36 y 37 grados. Cuando hace calor o se realiza un ejercicio intenso, se evapora a través de la piel con el sudor.
La sudoración es el principal mecanismo de defensa que el cuerpo pone en funcionamiento contra la elevada temperatura corporal. Su manifestación más evidente es la pérdida de agua. Pero no solo se pierde agua en este proceso. También se pierden además sales y minerales como sodio, potasio y magnesio, fundamentales para un funcionamiento corporal equilibrado.
Para reequilibrar el cuerpo, la hidratación con agua se debe acompañar con el consumo de frutas y verduras que aporten el requerimiento adicional de sales minerales. Por ejemplo, el potasio presente en la banana y el tomate y los cítricos son una excelente fuente de magnesio.
Las infusiones y las bebidas alcohólicas y cafeína no son la mejor opción para lograr una buena hidratación porque su efecto diurético aumenta la pérdida de agua por orina.
Por eso, al hidratarse hay que elegir bebidas sin alcohol y sin azúcar, como el agua o jugos naturales de frutas.