Qué es una pancreatitis

La pancreatitis es inflamación en el páncreas. El páncreas es una glándula alargada y plana que se encaja detrás del estómago en la parte superior del abdomen. Este produce enzimas que ayudan a la digestión y hormonas que ayudan a regular la forma en que el cuerpo procesa el azúcar.

La pancreatitis puede presentarse como pancreatitis aguda; es decir, aparece repentinamente y dura algunos días. O bien, puede presentarse como pancreatitis crónica; es decir, aparece a lo largo de muchos años.

Síntomas:

  • Dolor en la parte alta del abdomen
  • Dolor abdominal que se extiende hasta la espalda
  • Dolor abdominal que empeora después de comer
  • Fiebre
  • Pulso acelerado
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Sensibilidad al tocar el abdomen

Tras repetidos episodios de pancreatitis aguda, puede dañarse el páncreas y producirse una pancreatitis crónica. Se puede formar tejido cicatricial en el páncreas y provocar una pérdida funcional. Una actividad pancreática deficiente puede causar problemas digestivos y diabetes.

La pancreatitis puede suceder por:

  • Cirugía abdominal
  • Alcoholismo
  • Ciertos medicamentos
  • Fibrosis quística
  • Cálculos biliares
  • Niveles altos de calcio en la sangre
  • Niveles altos de triglicéridos en la sangre
  • Infección
  • Lesión en el abdomen
  • Obesidad
  • Cáncer de páncreas

Factores de riesgo:

  • Las investigaciones muestran que los consumidores de alcohol en exceso tienen un mayor riesgo de pancreatitis.
  • Los fumadores son en promedio tres veces más propensos a desarrollar pancreatitis crónica, en comparación con los no fumadores. La buena noticia es que dejar de fumar reduce tu riesgo a la mitad.
  • La obesidad
  • El papel de la genética se está reconociendo cada vez más en la pancreatitis crónica. Si hay miembros de tu familia con la afección, tus probabilidades aumentan, especialmente cuando esto se combina con otros factores de riesgo.

Luego del alta médica tras una pancreatitis, hay unos cuidados personales que pueden ayudarte a cuidarte:

  • Consumir una alimentación saludable baja en grasa, no más de 30 gramos de grasa por día
  • Consumir alimentos que sean ricos en proteínas y carbohidratos, pero bajos en grasa. Ingerir comidas más pequeñas y comer con más frecuencia.
  • Evitar fumar o de utilizar otros productos de tabaco.
  • Bajar de peso, en caso de sobrepeso.
  • Evitar tomar alcohol.
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