Qué hacer frente a una fractura de mandíbula

Una fractura o luxación mandibular generalmente sana bien después del tratamiento.

 

¿Qué complicaciones puede traer la fractura?

  • Obstrucción de las vías respiratorias.
  • Sangrado.
  • Broncoaspiración de sangre o alimentos.
  • Dificultad para comer (temporal).
  • Dificultad para hablar (temporal).
  • Infección en la mandíbula o en la cara.
  • Dolor y otros problemas en la articulación mandibular.
  • Adormecimiento de parte de la mandíbula o la cara.
  • Problemas con la alineación de los dientes.
  • Hinchazón.

 

Los síntomas de una fractura de mandíbula incluyen:

  • Dolor en la cara o la mandíbula que se localiza adelante del oído o en el lado afectado.
  • Hematomas e hinchazón de la cara, sangrado de la boca.
  • Dificultad para masticar.
  • Rigidez de la mandíbula, dificultad para abrir ampliamente la boca o problemas para cerrar la boca.
  • La mandíbula se mueve a un lado al abrirla.
  • Sensibilidad o dolor en la mandíbula, el cual empeora al morder o masticar.
  • Dientes flojos o dañados.
  • Protuberancia o apariencia anormal de la mejilla o mandíbula.
  • Entumecimiento de la cara.

 

¿Cómo podemos actuar en el momento de la fractura?

Una persona que presenta una fractura o luxación mandibular requiere atención médica cuanto antes. Esto se debe a que pueden tener problemas respiratorios o una hemorragia.

Se puede sostener la mandíbula suavemente en su lugar con las manos en el camino a la sala de emergencias. También se puede envolver una venda debajo de la mandíbula y por encima de la parte superior de la cabeza. Dicha venda debe ser fácil de quitar.

El tratamiento para una mandíbula fracturada depende de la gravedad de la rotura del hueso. Si la fractura es menor, esta puede sanar por sí sola. Es posible que sólo se necesite analgésicos.

Con frecuencia, se requiere cirugía en caso de fracturas moderadas o graves. La mandíbula se puede sujetar a los dientes del maxilar opuesto con alambres para mantenerla estable a medida que sana. Estos alambres generalmente se dejan en posición durante 6 a 8 semanas. Para mantener los dientes juntos, se utilizan pequeñas ligas de caucho (elásticos). Después de unas cuantas semanas, se retiran algunos de los elásticos para permitir el movimiento y reducir la rigidez de la articulación.

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