Quisiera dejar un agradecimiento enorme a la Institución y a las personas que nos acompañaron.
Mi madre estuvo 20 días en CTI para luego pasar a sala, el día que llamé el servicio porque me habían avisado pensé que iba a tener que esperar 4 horas, y yo estaba allí desde la mañana, solamente con el desayuno y ya eran las 16, sin nadie que me alcanzara nada, pero casi a la hora estaba allí Marta Monja, una persona encantadora que llegó con toda su ternura y dedicación a la tarea. Cuando la ví llegar fue como tocar el cielo con las manos, yo me encontraba sola y cansada en el cuidado de mi madre, venía de un sube y baja de emociones y me dirigía a otro. Diez días estuvo en sala siempre con diferentes pronósticos, nunca sabíamos en qué podía terminar. Pero Marta me daba día a día tanta tranquilidad, la trataba con tan inmenso cariño como si fuera su madre propia, yo me iba tranquila a casa cuando ella llegaba porque sabía que además estaba atenta de todo. No tengo palabras, solamente Gracias!