Un pilar esencial en la felicidad son las relaciones sociales. Las personas que tienen más interacciones sociales cara a cara están más satisfechas y tienen un mejor estado de salud en comparación con aquellas con una red social limitada. La comunicación mediante plataformas digitales nos permite expresarnos y construir comunidad, pero parece tener un efecto negativo sobre el bienestar en personas que no disponen de una red de apoyo social.
Aplicaciones como WhatsApp nos permiten conectar con cualquier persona en cualquier momento. Sin embargo, el mensaje es más simple y perdemos los matices de tono de voz y expresión facial presentes en la comunicación cara a cara, fundamentales para un adecuado intercambio social. Todo esto puede generar altos niveles de ansiedad. Las experiencias negativas en redes sociales, una autoestima baja o una red de apoyo limitada podrían ser algunos de los factores que explicarían estos resultados.
Si nos fijamos en los distintos grupos de edad, los efectos de las redes sociales parecen ser diferentes. Relacionarse exclusivamente a través de Facebook o utilizarlo de forma continuada podría crear dependencia y disminuye el bienestar en los más jóvenes.
En internet, rige un doble filtro. Las características de la herramienta seleccionan a un determinado tipo de personas y ese determinado tipo de personas (por sus caracteres, personalidades y estilos) crean la cultura, los criterios si quieren, que decide qué es admisible y qué no en esas mismas herramientas sociales. Los individuos solitarios se sienten cómodos en internet porque es un lugar hecho por personas extrovertidas y abiertas a la experiencia. En línea, se pueden regular mejor los niveles de intimidad personal y social; se pueden controlar el número y el momento de las interacciones; en algunas redes se puede incluso cambiar de opinión y borrarlas si se consideran oportuno. El anonimato puede disminuir la autoconciencia y la ansiedad social, lo que, como vemos, facilita el comportamiento pro-social y mejorar la formación de la amistad en línea, con igual o mayor intensidad que facilita el comportamiento anti-social.
Las intervenciones basadas en plataformas sociales virtuales podrían suponer una oportunidad para conectar y vencer barreras de comunicación. También pueden disminuir el aislamiento y la soledad no deseada que sufren algunos individuos. Es el caso de las personas de edad avanzada que viven solas en sus hogares y disponen de apoyos limitados.
Algunos estudios afirman que el contacto a través de redes sociales virtuales no parece estar desplazando el contacto cara a cara sino reforzándolo. Las plataformas digitales podrían funcionar como herramientas eficaces para el intercambio social constructivo, pero también pueden hacernos más difícil encontrar momentos para estar realmente a solas con nosotros mismos. Limitar el tiempo de uso y priorizar la interacción cara a cara frente a la conexión virtual pueden llevar a una mejora significativa del bienestar.
La realidad es que los seres humanos tenemos múltiples identidades sociales en nuestra identidad. Esto quiere decir que somos hijos, hermanos, padres, trabajadores, amigos, aficionados al fútbol, runners o un largo etc. de opciones y no en todos los escenarios que se nos presentan en la vida nos comportamos igual. No somos iguales en el trabajo cuando o cuando tenemos una reunión con nuestro jefe que tomando unas cañas con nuestros amigos. Esto es normal y deseable: saber adaptarnos a cada uno de los escenarios sociales de nuestra vida supone un comportamiento adaptativo. Las redes sociales son un contexto social más al que tenemos que adaptarnos y adoptar un comportamiento adecuado.
La creencia de que el uso de redes sociales reduce la calidad de nuestras amistades y está acabando con las relaciones cara a cara, no parece estar muy fundamentado en evidencias reales, sino más bien en prejuicios. Quizás nos sentimos más solos, pero la culpa no parece ser de las redes sociales. No existe ninguna evidencia de que el uso de estas herramientas esté provocando la pérdida de relaciones cara a cara con nuestros seres queridos. El uso o no de estas redes no se relaciona de ninguna manera con el número de veces que vemos o visitamos a nuestros familiares y amigos o realizamos actividades con ellos.
Lo que sí es posible que las personas que se sienten más solas con anterioridad – o tengan más dificultades para relacionarse – utilicen durante más tiempo las redes sociales o hagan uso de ellas de manera que les haga más fácil relacionarse con otras personas. De hecho, algunas investigaciones indican que un uso adecuado de las redes sociales puede incluso reducir el sentimiento de soledad ya que nos acerca más a la gente.
Eso sí, es importante que se aprenda a hacer un uso responsable de las redes sociales – algo a lo que iremos aprendiendo poco a poco, como ha ocurrido con otras herramientas y medios en su momento novedosos – y que, si percibimos en nuestros hijos, familiares, o seres queridos, dificultad para relacionarse con personas en persona o cierto aislamiento social, solicitemos ayuda de profesionales de la salud mental que puedan ayudarnos. Nunca hemos estado tan conectados. Las redes sociales pueden fortalecer relaciones preexistentes y permiten establecer nuevas conexiones. Sin embargo, un uso excesivo puede hacer que nos sintamos más solos.