Causas y cuidados de un bypass de arteria coronaria

Este procedimiento se realiza para redirigir la sangre por fuera de la zona de la arteria que está parcial o completamente bloqueada, de manera de mejorar la circulación de sangre que llega al corazón.

La cirugía no cura la obstrucción, pero si permite aliviar los síntomas y mejorar la función cardíaca, reduciendo los riesgos de una enfermedad severa.

 

¿Cuándo se realiza esta cirugía?

  • Si se tiene un dolor intenso en el pecho, causado por el estrechamiento de varias de las arterias que abastecen al músculo cardíaco, lo que hace que el mismo tenga poca sangre.
  • Si se tiene más de una arteria coronaria enferma y el ventrículo izquierdo no funciona correctamente.
  • Si la arteria coronaria principal izquierda es demasiado estrecha o está muy obstruida.
  • Si se tiene una obstrucción arterial para la que no es adecuado realizar una angioplastia o no sirvió un stent.
  • En situaciones de emergencia, como un ataque cardíaco, si no se responde a otros tratamientos.

 

Luego de la cirugía

Incluso con la cirugía de bypass de la arteria coronaria, deberás realizar cambios en tu estilo de vida después de la intervención para reducir el colesterol en sangre, reducir el riesgo de desarrollar un coágulo y ayudar a que tu corazón funcione correctamente. En este cambio de vida van a incidir las recomendaciones de tu médico sobre alimentación, actividad física y tratamiento a seguir.

 

La rehabilitación cardíaca suele comenzar cuando todavía estás en el hospital. Te darán un programa de ejercicios y formación diseñado para ayudarte a recuperarte. Continuarás con programas de control en el ámbito ambulatorio hasta que puedas realizar de forma segura un programa de mantenimiento en el hogar.

Una vez te den el alta y estés en tu casa, podrías tener dificultades para realizar las tareas cotidianas o caminar distancias cortas. Si después de volver a tu casa presentas alguno de los siguientes signos o síntomas, es recomendable que te comuniques con el médico:

  • Fiebre
  • Frecuencia cardíaca acelerada
  • Dolor nuevo o que ha empeorado alrededor de la herida del pecho
  • Enrojecimiento alrededor de la herida del pecho o sangrado u otras secreciones de la herida del pecho
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