Consejos para el alta tras operarse de tiroides

La tiroides es una glándula con forma de mariposa que produce hormonas y ayuda a regular distintos aspectos del metabolismo, como la frecuencia cardíaca o la rapidez con que se queman las calorías.

La cirugía para extirpar toda o una parte de la tiroides se denomina tiroidectomía y se realiza por distintos motivos: tratar el cáncer, el bocio, el hipertiroidismo o si aparecen nódulos tiroideos indeterminados o sospechosos. 

A continuación, explicaremos cuándo y por qué se realiza la tiroidectomía, cómo prepararse para este procedimiento y abordaremos recomendaciones y precauciones a tener en cuenta una vez que el paciente tiene el alta médica.

Previa y durante

La tiroidectomía puede ser total o parcial y se realiza bajo anestesia general (el paciente se encuentra dormido y sin dolor).

Si bien suele ser un procedimiento seguro, puede traer ciertos riesgos aparejados, como cualquier cirugía. Entre las complicaciones que podrían presentarse figuran:

  • Sangrado.
  • Infección.
  • Niveles bajos de la hormona paratiroides (hipoparatiroidismo) causados por daño quirúrgico o extracción de las glándulas paratiroides, que regulan el calcio en la sangre, y por eso puede causar entumecimiento, hormigueo, o calambres.
  • Obstrucción de las vías respiratorias producida por sangrado.
  • Voz débil o ronquera permanente debido a una lesión en los nervios.

Por lo general, el alta se da a la mañana siguiente a la cirugía.

Días antes a la operación y en pacientes con hipertiroidismo, el médico podría recetar medicamentos, con el fin de regular la función tiroidea y disminuir el riesgo de sangrado.

En otro orden, el motivo más frecuente por el que se realiza la tiroidectomía es el cáncer de tiroides. Pero también puede ser una opción para quienes presentan un bocio grande que les cause dificultades para respirar o tragar.

Qué esperar luego del procedimiento y cómo cuidarse en el hogar

Es frecuente que los pacientes experimenten dolor en el cuello después de una tiroidectomía, o que presenten una voz más ronca o débil. Consultar con el cirujano que recomiende un analgésico para disminuir las molestias. También se puede colocar una compresa fría en la incisión durante 15 minutos para aliviar el dolor y la hinchazón, pero hay que tener cuidado de no aplicar el hielo directo sobre la piel. Mantener la zona seca.  

La voz débil o ronca no significa que haya un daño permanente en el nervio que controla las cuerdas vocales, sino que se trata de síntomas temporales y se debe a una irritación producida en la tráquea o en los nervios producto de la cirugía. Lo más frecuente es que la persona pueda retomar sus actividades con normalidad una semana después de la operación.

Si bien se podrá comer y beber como siempre luego de la cirugía, procurar ingerir alimentos saludables y recordar que puede resultar difícil tragar al principio. En tal caso, es mejor comer algo suave como gelatina, puré, compota o yogurt, y tomar mucho líquido.

Al regresar a casa, se recomienda descansar lo suficiente y mantener la cabeza elevada mientras se duerme durante la primera semana. Esperar 10 o 15 días para realizar actividades que requieran más fuerza, como levantar objetos pesados o hacer deportes enérgicos.

Una vez en casa, consultar al médico si se presenta alguno de estos síntomas:

  • aumento de la inflamación o del dolor alrededor de la herida.
  • sangrado de la incisión.
  • fiebre de 38 grados o más.
  • dolor o molestia en el tórax; dificultad para comer.
  • voz débil y mucha tos.
  • entumecimiento u hormigueo en la cara o en los labios.
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