Cuidados generales de una fractura 

El riesgo de sufrir una fractura ósea es inminente para cualquier persona; caer, resbalar, tener un accidente, jugar, e incluso sólo caminar, son situaciones en las que se puede sufrir una lesión de este tipo.

Si bien la fractura de un hueso ocurre en una fracción de segundos, el proceso de curación suele demorar algún tiempo, todo depende del tipo de fractura que se haya sufrido.

Identificación de fractura

Si hay dolor intenso en algún hueso se recomienda consultar a un médico. Los síntomas más claros de fractura son:

  • Extremidad o articulación visiblemente fuera de lugar.
  • Extremidad o articulación deformada.
  • Hinchazón, hematoma o sangrado en la zona de dolor.
  • Entumecimiento de zona.
  • Ruptura de la piel con el hueso.
  • Limitación de movimiento en la extremidad que hay dolor.

Al consultar al médico seguramente se utilice radiografías o resonancia magnética. La primera, para obtener imágenes de la estructura del hueso y el estado de los tejidos. La segunda, muestra en detalle los músculos, ligamentos, los meniscos y los tendones que rodean a la rodilla.

Fases de recuperación

Los tejidos del cuerpo tienen la capacidad de regenerarse. Al proceso de reparación del hueso ( que es uno de los tejidos del cuerpo) después de una fractura se le denomina consolidación ósea y se da en 3 fases: inflamatoria y proliferativa, formación del cayo de fractura y remodelación.

Cuidados para la recuperación

  • Baños de contraste frío-calor. Estos baños de contraste sirven para mejorar el drenaje a través de la vasodilatación y vasoconstricción.
  • Carga y apoyo progresivo de los pies. Importante realizar carga de manera adecuada y progresiva.
  • Talón, planta, punta como método para comenzar a caminar correctamente.
  • Automasaje de la zona afectada. Puede realizarse con pelota de yoga de tamaño acorde a la zona. Es una herramienta útil para la recuperación de lesiones que abarcan desde fascitis plantar, dolores de rodilla, condromalacia rotuliana, dolores lumbares, dorsales y/o cervicales.
  • Estiramiento de gemelo. Esencial para la dinámica del pie.
  • Intervención fisioterapéutica para la rehabilitación a través de electroterapia, agentes físicos u otras técnicas, dependiendo el caso.

Una fractura que no es bien “curada” puede llevar a consecuencias permanentes en nuestro día a día, es por eso importante tomarse el tiempo adecuado para una exitosa recuperación.

 

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