Si bien en nuestro país las medidas se han ido flexibilizando poco a poco con el fin de reactivar la economía y la vida social de las personas, la pandemia aún no quedó en el pasado, y existen muchas razones para sentir miedo. Por este motivo, es importante que cuando alguien comparta su pesar contigo, se queje o te cuente sus preocupaciones o tristezas, intentes tener una actitud que le sirva para sobrellevar la situación y lo acompañe. Por ejemplo, si ante una expresión de dolor, o sufrimiento, uno reacciona con expresiones de excesivo entusiasmo y alegría -como el clásico “ánimo, vos podes”, “todo estará bien”, “sé agradecido” o “piensa en cosas felices”- el otro puede sentirse incómodo, frustrado, ignorado, sin apoyo y solo. Esto que los psicólogos definen como positividad despectiva o tóxica puede terminar siendo contraproducente. Por ende, se debe tener especial cuidado y procurar dar una respuesta empática a la persona, que la haga ver que compartes su sufrimiento, lo entiendes y puedes ponerte en su lugar.
Los problemas y temores en torno a la COVID-19 pueden ser complejos, y tener una perspectiva más positiva no siempre es una opción viable. Así que, a continuación, te brindamos una guía sobre qué decir y qué callar cuando la gente te exprese sus temores y preocupaciones producto de esta situación inédita.
Cuestiones a evitar
- No minimices los temores del otro. Decir cosas como “no tenés nada de qué preocuparte” no provocará que la ansiedad desaparezca por arte de magia. Tampoco es útil lanzar números y estadísticas sobre pacientes recuperados si otro te comparte sus miedos sobre el virus, ya que no calma su preocupación del momento.
- Evitá tratar de resolver problemas. Los comentarios que empiecen con frases como “solo tenés que” o “todo lo que tenés que hacer es” no son útiles, no aportan y rechazan el miedo real sobre la salud, la economía y las finanzas.
- No des consejos que no te pidieron. Salvo que alguien te solicite de forma explícita una recomendación para lidiar con sus preocupaciones, no debes brindarla, porque lo más probable es que la persona solo quiera un oído para ser escuchada. La gente busca compañía y empatía en esta experiencia para luego solucionar ellos el problema de la mejor forma posible.
- Eliminá las palabras “tenés” o “debés”. Los comentarios con estas palabras suenan alentadores, pero no lo son. Decir al otro cómo debe sentir o qué debe hacer no es útil ni contribuye a ayudarlo.
Actitudes que sí aportarán
Una mejor manera de formular tu preocupación es usar la reflexión, la validación y la curiosidad.
Refleja la emoción que escuchas en la voz de tu amigo. El temor, la tristeza y la preocupación son emociones comunes que la gente está sintiendo estos días. Entre las frases que pueden ser útiles para el otro figuran: “No puedo imaginar cómo te sentís, y estoy aquí para escucharte”; o un simple “Te escucho”.
Por último, es importante activar nuestra curiosidad sobre lo que necesita el otro y así ayudarlo a procesar sus miedos, preocupaciones o tristezas. Si alguien está preocupado de enfermarse, por ejemplo, una vez que valides que, en efecto, es aterrador temer por nuestra salud, pregunta qué aspecto de contraer el virus le preocupa más. Lo más importante en estos casos es asegurarse de que la otra persona se sienta escuchada.