Todo lo que tenés que saber sobre el asma

Se trata de una enfermedad crónica que provoca que las vías respiratorias de los pulmones se hinchen y se estrechen. Esto hace que se presente dificultad para respirar como silbidos, falta de aliento, opresión en el pecho y tos.

Los síntomas pueden ser causados por la inhalación de sustancias llamadas alérgenos, o por desencadenantes, como pelo de las mascotas, ácaros de polvo, polen, humo de tabaco, químicos en el aire o alimentos, emociones fuertes, entre otros.

Es importante realizar una consulta médica y, una vez que se cuenta con el diagnóstico, elaborar un tratamiento con los medicamentos adecuados y un plan de acción, de cara a evitar los desencadenantes.

En la medida de que la enfermedad esté mejor y bien controlada, el médico podrá recetar menores dosis de medicamentos.

Exploración física y clasificación

En una primera consulta, el médico hará preguntas para conocer signos y síntomas, así como indicar estudios con el objetivo de descartar otras afecciones, como infección respiratoria, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), u otro problema de salud.

Las pruebas más comunes que el profesional podría indicarte son: espirometría con miras a verificar la cantidad de aire que el paciente logra exhalar tras una inhalación profunda y la rapidez con la que puede exhalar; y un medidor de flujo respiratorio máximo. Estos análisis suelen hacerse antes y después de tomar un medicamento llamado “broncodilatador” que abre las vías respiratorias. Si la función pulmonar mejora al ingerirlo, es probable que la persona tenga asma.  

Una vez realizadas las pruebas diagnóstico, el médico deberá determinar la gravedad del asma para poder elegir el mejor tratamiento a implementar, que se irá ajustando de acuerdo a los síntomas y signos que presente el paciente.  

El asma puede clasificarse en cuatro categorías generales, según síntomas, signos y frecuencia:

  • Intermitente y leve: síntomas leves que se manifiestan hasta dos veces por semana y hasta dos noches por mes.
  • Persistente y leve: síntomas que se manifiestan más de dos veces por semana, pero no más de una vez por día.
  • Persistente y moderada: síntomas que se manifiestan una vez por día y más de una noche por semana.
  • Persistente e intensa: síntomas que se manifiestan durante todo el día, todos los días y que son frecuentes por la noche.

Tratamiento

La prevención y el control a largo plazo son la clave para detener los ataques de asma antes de que comiencen. Buena parte del tratamiento consiste en aprender a reconocer los factores desencadenantes, tomar medidas para evitarlos y hacer un seguimiento de la respiración para asegurarse de que los medicamentos mantienen los síntomas bajo control.

La medicación adecuada dependerá de distintos factores, como edad, síntomas, y desencadenantes.

Los medicamentos para el control del asma a largo plazo se suelen tomar a diario y son el eje fundamental del tratamiento porque permiten un control de la enfermedad y disminuyen la probabilidad de tener un ataque de asma. Pero en caso de que el ataque ocurra, es posible que tenga que utilizar un inhalador de alivio rápido. Cabe señalar que si debes usarlo de forma muy frecuente es probable que tu medicación a largo plazo no esté funcionando de forma correcta.

En algunas ocasiones, es necesario tomar remedios contra la alergia, entre los que están las inyecciones y los productos biológicos. Esto sucede cuando la alergia es la causante del asma o la que lo empeora.

Manejando los sentimientos

Por otra parte, no se puede perder de vista que el asma puede ser desafiante y estresante. La persona puede experimentar frustración, enojo y depresión, porque debe reducir sus actividades habituales para evitar desencadenantes, o sentirse limitado por los síntomas de la enfermedad.

La mejor forma de superar la ansiedad e impotencia es entender la afección y tomar el control del tratamiento. Aquí algunas sugerencias que pueden ayudarte a transitarlo de mejor manera:

  • Tomarse descansos entre las tareas y evitar realizar actividades que empeoren los síntomas.
  • Hacer una lista con las actividades que tienes que hacer para evitar sentirte abrumado.
  • Hablar con personas que tengan la misma afección: eso hará que te sientas más acompañado.
  • Adoptar una actitud optimista si tu hijo tiene asma. Enfocarse en las cosas que puede hacer, y no en sus limitantes. Pedir a los maestros, entrenadores, amigos y parientes que lo ayuden a controlar la enfermedad.

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